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sábado, 4 de mayo de 2013

ᴅᴇᴠιʟ; capítulo seis




Bajamos al comedor cuando era la hora de la cena, y estaban ya casi todos comiendo o pidiendo sus comidas. Que eso en vez de comida, yo creo que es mierda con colorante.
Esta vez, Ariana y Ana fueron a traer la comida, mientras yo me quedaba con Mina, mientras le explicaba lo de la valla rota.

- Pero Mina, no se lo digas a nadie, por favor -Le pedí.
- Tranquila, ¿salimos esta noche? Es Jueves y podemos ir a la discoteca Stella, nos pilla cerca.

Me encogí de hombros mientras sentía que alguien me miraba.

- Supongo -Intenté buscar con la mirada a quien quiera que me esté mirando.

Bieber. Era Bieber. Me sonrió pervesamente cuando le miré a el. Mierda, algo trama el capullo este.
Una bandeja estalló asustándome delante de mi.

- Ana, ¿Podrías ser menos bestia poniendo las cosas? Gracias -Le dije sarcásticamente mientras quitaba el pepinillo de la hamburguesa.
- Y tú no seas tan quejica y exagerada -Rodó los ojos.
- ¿¡Que no sea quejica!? -Grité mientras le metía un puñetazo a la mesa, ganándome algunas miradas.
- ¿Te puedes callar? -Levantó un poco la voz.
- ¡Callaros las dos! -Intervino Ariana. Le hicimos caso y seguimos comiendo- Parecéis niñas chicas.

Cuando terminamos de cenar nos adentramos en nuestro edificio y subimos hacia nuestras respectivas habitaciónes. Ana y yo íbamos todo el rato peleándonos.

- Por dios, me dices puta. ¿Pero tú te has visto? -Le pregunté riendo.
- Sí, me veo todas las mañanas. Pero parece ser que tú no -Abrió la puerta de la habitación.

Estuvimos un rato más chinchándonos, hasta que Ana me tiró algo que no pude descifrar, pero lo esquivé.

- Me llegas a dar y te lo comes -Me giré buscando lo que me había tirado. Lo divisé en la pared y puse cara de asco- ¿Eres imbécil? ¿Tu sabes lo que llega a pasar si me da? -No le di lugar a responder- Lo dicho, que te lo comes.

Busqué un pañuelo y cogí el trozo de pegamento que había estrellado en la pared y lo tiré por la ventana.
Miré a Ana que no paraba de reírse.

- ¿Que es tan gracioso, genia? -Pregunté mirándola mal. Paró de reírse.
- Tú -Volvió a reirse.

Le empujé y calló al suelo.

- Esque -Se secó algunas lágrimas que le caían de la risa- Tu cara, cuando has visto el pegamento ha sido épica, dios -Se levantó del suelo y me dio unas palmaditas en el hombro- Vamos a dormir -Dijo seriamente.
- Yo no se si eres tonta o te entrenas a escondidas -Abrí el armario para sacar la ropa para la escapada de esta noche. {x
- No sabía que tenías eso, me lo tienes que prestar -Ella sacó la suya {x
- Lo puedes coger cuando te de la gana -Me encogí de los hombros y subí al baño.

Puse la ropa que me iba a poner, en un pequeño mueble. Me quité la que tenía y la eché al cesto. Abrí la ducha y fui quitando cada rastro de suciedad de mi cuerpo.
El chico este.. Bieber. Es muy raro, e imbécil. Eso lo que más. Se cree que por ser guapo ya puede tener a todas las chicas que el quiera. Seguro que se ha tirado hasta a las más feas solo para tener una más en la lista de "a quién me tiro."

Cuando terminé me puse una toalla al rededor de mi cuerpo. Otra pequeña para la cabeza. Me sequé y me puse la ropa. Me sequé el pelo y me lo planché.

- ¡Sal de una maldita vez! -Ana aporreó la puerta.
- Ya va, pesada.

Quité el pestillo y ella entró. Puso la ropa de la fiesta en el mismo mueble y se fue desvistiendo. Terminé de plancharme el pelo y desenchufé la plancha. La guardé y salí afuera con las pinturas.
Menos mal que teníamos un espejo grande abajo, justo al lado del armario.
Me fui pintando hasta que Ana salió vestida, pero sin peinar.

- Pero péinate, cabezacanasto. 
- Esque no se que hacerme. Peiname tu.
Subí arriba y después de cinco minutos, le hice una trenza preciosa. {x}
- Wow, gracias -Me dio un beso en la mejilla- Deberías de ser peluquera.
- De nada -Reí- Claro, para que te peine gratis, ¿no?
- Por supuesto.

Esperamos un buen rato, hasta que eran las doce. Mina llamó y dijo que bajásemos corriendo, antes de que los guardias nos pillaran. 
Salimos con los tacones en la mano, para no hacer ruido.
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Ya llevaba unas cuantas copas de más. Estaba bailando, cuando sentí unas manos en mi cintura. Sonreí y me giré. La sonrisa se borró en cuanto vi quien era.


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