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sábado, 18 de mayo de 2013

ᴅᴇᴠιʟ; capítulo nueve



Subí corriendo a clase antes de que Bieber me persiguiera o hiciera algo estúpido.

Me topé con Ari y me dijo:


- Ni cinco minutos que llevaste y ya te echaron.

- Me ha puesto con Bieber. ¿Con qué derecho? -Tiré mi mochila en mi ahora nuevo asiento.
- Pues, creo que con el suyo -Rió.

Le miré mal, muy mal.


- Aish -Vino Ana a consolarme.

- Espero que no se pase de listo, conmigo no se jueg.. -Una voz horrible me interrumpió.
- Seguro que esto lo has manipulado tú aposta para que te sentaras con mi novio y así me puedas fastidiar, pero querida, el y yo somos muy felices, así que déjanos en paz -Me advirtió Lisa.
- Sí, he echo magia para poder sentarme con tu novio, y así molestarte. Cuando estés mirando le besaré.
- Perra, esto no se queda así -Se fue.
- Solo le ha faltado el movimiento de cabeza y el 'jum', al irse -Habló Mina.
- Esta niña, es tonta. Por dios, que le ha visto Bieber.

El timbre sonó y minutos después, entro la profesora en clase. Me senté apoyándome en la pared y poniendo mis pies en la silla de Bieber.


- Que cómoda tú, ¿No? -Rió por lo bajo Bieber.

- Estaría más cómoda sin tu presencia.
- Que mal.

Estaba por quedarme dormida cuando mi pantalón vibró, asustándome y poniéndome recta.


- ¿Que es? -Preguntó Justin al ver mi reacción.

- Nada.

Saqué la BB y vi que era un whatsapp. De Ana. 


"¿Todo bien por ahí? jajajaja"

"Por aquí perfecto, ¿que tal por allí?" Respondí. Ya que a ella le tocó con uno de los listos y en casi primera fila.
" *carita de asco* este niño sabe mucho."
" Que mal, ahora te aguantas"

- Guarda el móvil -Me avisó Bieber.

- ¿Por qué tendría que hacerlo? -Me llegó otro wa.

" Amargada. Hoy nos escapamos?"


- Porque te lo digo yo -Me respondió el.


" Sí. Te dejo que el señorito quiere que guarde el movil"
" jajaja tu infierno llegó" 

Lograré escaparme de el. Pensé.


Cuando terminaron todas las clases, las chicas y yo nos dirigíamos hacia la habitación de Ari y Mina. Cuando una voz sonó por todo el campus. 


- Queridos alumnos y alumnas, diríjanse hacia el salón de actos.


Entramos y nos sentamos por las sillas delanteras, las que había libres.

Cuando se aseguraron los maestros de que todos, o casi todos los alumnos estuviesen ahí, hablaron.

- Cállense -El murmullo fue disminuyendo hasta quedar todo en silencio- Bien, quiero deciros, que vais a iros a vuestras casas -Quejidos inundaron la sala- Oh por dios, ¡Cállense! -De nuevo el silencio reinó- Nos estamos quedando sin dinero y no podemos pagar todo lo que habéis echo en, ¿Cuatro días? Señores, que esto no es la calle. Es un campus. ¿Las mesas ya pintadas y rajadas? ¿Las sillas medio rotas? ¿Que sois, animales? Y ya de los baños ni os cuento. ¿Pero que clase de gamberros sois? Y dado que en vuestra casa no hacéis eso, todo el mundo de nuevo al instituto normal. Y ya podréis salir, a drogaros, a fiestas y a romper cosas. ¿Pero aquí? Aquí ya no más. Esto se acabó. ¿No os gusta esto? No haber venido. Este campus seguirá en pié, pero ésta  vez con gente civilizada, no con bestias -Tosió un poco- Ahora, niños, niñas, id a vuestras habitaciones, haced vuestras maletas y dejad todo limpio y recogido. Iros a vuestras casas o llamad a vuestras madres a que os recojan y olvidad esto. Me averguenzo hasta de mi mismo. ¿Como podría haber tenido semejante idea, que traeros aquí? Es un error y lo voy a arreglar. Así que, todo el mundo fuera, os quiero fuera de aquí.


Nadie se movió, pero tampoco habló. Nada. Cero ruido, cero protestas. 


- Pero.. director -Levantó la mano un niño. Uno de los listos- ¿Y los que no hemos echo nada?

- ¿No me habéis escuchado? Todo el mundo fuera. Nadie del instituto 'the kings' -Así se llamaba nuestro instituto- Pisará más este campus. Nadie -Dijo el director ignorando al chico.

Poco a poco la gente se fue levantando, y saliendo de ahí.


- Madre mía, nunca lo he visto así -Alucinó Ari.

- Ni tú, ni nadie. Nos odia a muerte -Dije.
- Y seguro que tu encabezas la lista -Rieron.
- Ja-ja, que graciosas, deberíais de ser payasas. ¡Ah, no! Que ya lo sois.
- Sí, será eso -Reímos todas.

Cada uno se fue yendo a su habitación.


- Creía que íbamos a durar más aquí, pero bueno -Dije poniendo dos maletas en la cama.

-  Yo también.
- Tantos recuerdos que tenemos aquí -Hice como si llorase.
- Demasiados -Hizo como si llorase también. 

Reímos al decir todas estas estupideces.


Estaba por poner la última camiseta en mi maleta cuando mi móvil sonó.

Lo desbloqueé y vi que era un mensaje. ¿Un mensaje? ¿De quién? Me podría haber enviado un whatsapp.

Lo abrí. "Esto no ha acabado aún."


- ¿Que cojones? -Pregunté en voz alta.

- ¿Que pasa? -Preguntó Ana.
- No lo sé, alguien se ha escapado de CSI.
- ¿Qué?

Le enseñé el mensaje.


- Se habrán equivocado.

'Bieber', salió automáticamente en mi mente.



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Ola k pasa.
Es cortito, u know. Y no es nada interesante (?) pero a partir de estos capítulos si, muajajajajajajajajajajaja.
Okm<333

domingo, 5 de mayo de 2013

ᴅᴇᴠιʟ; capítulo ocho





Pasamos el día haciendo el tonto con las chicas.

La alarma sonó, despertándome de un sueño demasiado bonito. Éramos yo y Zac Efron. Mejor sueño no puede ser.

Apagué la alarma de la blackberry toda feliz, solo porque había soñado con Zac.

- ¡Ana! -Grité- Despierta.
- Mmm -Se movió un poco y siguió durmiendo.

Abrí mi armario y saqué mi uniforme. Me vestí y fuí arriba a peinarme. Me hice una coleta bien alta y me alisé la cola. Me maquillé, como siempre; base, polvos y ochocientas capas de rimel. Un poco de colorete y lista.

Bajé las escaleras y vi a Ana vistiéndose en la cama.

- ¿Qué haces? -Le pregunté.
- Vistiéndome, ¿Esque no lo ves?
- Debajo de las sábanas -Afirmé.
- Sí, debajo de las sábanas -Reí.

Preparé mi mochila y en eso, Ana bajó del servicio lista.

- ¿Que hora es? -Preguntó.

Fui a por mi móvil y miré la hora. Eran las ocho, teníamos un cuarto de hora.

- Las ocho -Dije guardando una libreta.
- Hoy nos hemos levantado o muy temprano o hemos tardado menos en arreglarlos -Se sentó en la cama.
- La segunda opción. El despertador está a la misma hora.
- Bueno, lo importante es que ya mismo ves a tu romeo -Rió, y le tiré un libro, cosa que le dio, pero siguió riéndose.
- Cállate ya, joder. No es mi romeo, ni soy la señora Bieber, ni es mi novio ni nada, cállate la puta boca -¿ Veis cuanto tardan en estropearme la mañana?
- Ya, ya. No te enfades.
- ¿Que no me enfade? -Tiré la mochila al suelo, ya llevaba un libro y una libreta. No quería llevar peso- Ayer. Estuvisteis todo el santo día haciendo bromas con eso. Y ahora por la mañana, tú. Y no tardarán las chicas en hacer más bromas. Porque sois mis mejores amigas, que si no ya os hubiera dado un guantazo.
- Nos amas, acéptalo -Se puso una mano en el pecho.
- Sí, sí.

Salimos y bajamos a la planta de Mina y Ari. Tocamos a su puerta.

- ¡Abrid pequeñas putas! -Grité aporreando la puerta. Algunos que pasaban por el pasillo se me quedaron mirando, pero me da igual.

Seguí aporreando la puerta hasta que escuché pasos.

- ¡Te odio! -Gritó Ari.

Entramos a la habitación riéndonos, menos Ari, claro.

- ¿Por que haces eso? -Preguntó Mina restregándose los ojos. Le había despertado.
- Porque quería despertaros, y bueno, lo he conseguido.
- Sufrirás las consecuencias -Me señaló Ari- Señora Bieber.
- ¡Lo ves! -Grité mirando hacia Ana- Yo sabía que no ibais a parar.
- No te enfades -Rió.
- Que clase de guantazo os voy a dar -Me tiré en la cama de Mina, tirando a ésta al suelo- Venga, a vestirse.
- Ashley me tienes que peinar -Me avisó Ariana mientras se desvestía.
- Sí.
- Y a mi también -Mina levantó la mano mientras abría el armario.
- Sí.

Se vistieron y Ari fue a maquillarse. De una manera u otra, llegábamos tarde a las clases. Así nos levantemos a las cinco de la mañana.

- ¿Que hora es? -Preguntó Mina mientras que yo le peinaba. Le hacía unas ondas preciosas.
- Da igual la hora -Respondió Ana mientras leía algo en su móvil, tirada en la otra cama- Llegamos tarde.
- He dicho, ¿Que hora es? -Preguntó más fuerte.
- Joder, las ocho y media, pesada.
- Ah.

Terminamos y salimos del edificio. Entramos al edificio de las clase y subimos los dos pisos. (El edificio de las clases tenía cinco. Era bastante grande.)

Toqué a la puerta y un "Adelante" se escuchó.

- ¿Se puede? -Pregunté.
- -Suspiró- Sí.

Entramos las cuatro y la maestra negó con la cabeza. Me senté en mi sitio y miré a Bieber. Éste me sonrió con una manera perversa.
Puse mi mirada en la pizarra e intenté atender. Intento fallido, me entró el sueño y me eché en la mesa.

- Hola preciosa -Habló alguien a mi lado.

Levanté un poco la cabeza y vi que era Bieber. Apoyé de nuevo la cabeza en mis manos y quise seguir durmiendo.

- No me ignores, ya sabes nuestro trato.
- ¿Te quieres callar? -Pregunté irritada.
- No -Lo escuché reír.

Entró la maestra, yo no sabía en que clase estábamos.
Cuando Ana se sentó a mi lado le preguntó. Estábamos a segunda hora.

- Bueno chicos, como aquí los asientos están muy mal formados, voy a cambiar de sitios.

Toda la clase empezó a quejarse.

- ¡ Cállense chicos! Me da igual sus opiniones, os voy a cambiar.
- Y una mierda -Alcé la voz. Algunos rieron.
- Señorita.
- Bieber -Susurró Ana.
- No diga palabrotas en mi clase -Siguió hablando la profesora.

Sacó su libreta donde estaba la lista de nuestro curso.

Miré a Ana y le dí una hostia en la cabeza.

- ¿Se puede saber que haces? -Se enfadó.
- ¿Te quieres callar ya con lo de Bieber?

La profesora fue poniendo a la gente que "debían estar juntos" para que no hablasen o para que trabajasen mejor.

- Ashley Clark, con ... -Miró la lista- Justin Bieber -Miró el lugar donde ponernos.
- Estás de coña, ¿No? -Mi indignación era notoria.
- No, sentaros, en la penúltima fila, os quiero ver lejos.
- Pues que bien -Murmuré y tiré mi mochila agresivamente contra la mesa que me tenía que sentar. Al menos, me tocaba al lado de la pared.
- Y no de porrazos -Me avisó la profesora.
- Sí, claro. ¿Algo más? -Me senté.
- Sí. Salga de mi clase -Señaló la puerta.
- Encantada.

Salí disparada hacia el aula de convivencia. Ahí tenías que estar cuando te echaban de clase.

Sonó el timbre y subí hacia la clase. Alguien me detuvo en mi camino.

- Tienes que dejar de ser tan rebelde, me has dejado solo -Me sujetó del brazo.
- Oh, que lástima. ¿No es lo que querías? Lo siento Bieber, no vivo para complacerte.
- Oh, que lástima -Me imitó- Esta semana me vas a complacer, y mucho.
- Sí, en tus sueños.
- ¿Le digo al director la preciosa valla?
- ¿Sabes? No, no se lo digas. Se lo voy a decir yo personalmente -Bajé de nuevo las escaleras.
- Y yo le contaré mi versión. Y entonces a ti no te creería.

Paré de bajar, y miré a Bieber.
Subí de nuevo y me puse a su altura, subiéndome a otro escalón más. El era más alto.

- No sabes lo que te odio, te vas a arrepentir de esto.



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Guuolaaaaaaaaaaaaas, cuanto tiempo, madre mía. Ya no se ni lo que poner aquí jksfndfs.
Bueno, sí. Sí se: lo siento. Os he dejado tiradas como cual mierda que caga un perro en un parque. Lo siento so much. A partir de ahora estaré subiendo, puede que los capítulos no sean muy largos, lol, pero bueno, por lo menos subiré. ¿Si? :c

Os amo<3 

sábado, 4 de mayo de 2013

ᴅᴇᴠιʟ; capítulo siete





 - ¿Qué haces aquí? -Le dije un poco alto, por la música.
- Cuando hablas, hay gente que te escucha -Bieber seguía con las manos en mis caderas.
- ¿Qué? -No había entendido nada, la verdad.
- Te escuché hablar con Mina.

Ahí es cuando creo que se congeló todo. No se tenía que enterar, él no.

- Joder -Puse las manos en mi cara pero a los segundos las quité, y quité de un manotazo las manos de Bieber en mi cintura- Ni se te ocurra decir nada a nadie -Le amenacé con el dedo.
- Con una condición -Sonrió aún más.
- Oh por Dios -Levanté los brazos. Maldito niño.
- A ver -Se lamió los labios. Encima de estúpido, idiota, egocéntrico, y una par de adjetivos más, es condenadamente sexy- Si tú haces lo que yo quiera durante toda una semana, yo no le diré nada a nadie.
- ¿¡QUÉ!? -Empecé a reírme- Y una mierda. Chantaje no -Le miré seriamente.
- Eso o, le digo al director la valla tan bella que descubristes -Sonrió de lado- Seguro que le encantará.
- Ya -Suspiré- UNA semana. Una.

Estrechamos las manos y me fui al lugar donde se encontraban Ariana, Ana y Mina.

- No puede ser... -Me senté en el sillón de cuero rojo.
- ¿Que te pasa Ash? -Me preguntó Emma.
- ¿No te has ligado algún chico mono? -Preguntó Ana. A veces, dudo de su cerebro.
- No -Le miré mal- Bieber acaba de descubrir nuestra única escapatoria.
- ¿Cómo? -Todas empezaron a quejarse.
- Callaros, que eso no es lo peor. Me quiere hacer chantaje -Bebí del vaso de Ana.
- ¿Y cuál es? -Preguntaron.
- Yo hago lo que él quiere por una semana y él no le dirá nada al director.

Todas empezaron a reírse.

- No le veo la puta gracia -Alcé la voz.
- Es que, o sea, ¿En serio? ¿Y lo vas a hacer? -Suspiré.
- Sí, no me queda otra. No quiero que me expulsen.
- La que te espera ...

Intenamos olvidarnos de todo eso e hicimos de las nuestras. Cuando eran las dos de la mañana, regresamos al campus. Me dolían los pies.

Una vez en nuestras habitaciones, nos pusimos el pijama y nos acostamos en nuestras respectivas camas. A los pocos minutos fui quedándome dormida.

--


Eran las diez de la mañana. Ana inventó una excusa de que estaba mala. Yo simplemente, no inventé nada. Seguí durmiendo.

- Despierta dormilona -Me destapó un poco, para que me despertara.
- No, déjame.

Intenté volver a taparme, pero por mi poca fuerza de por la mañana, no pude ni arrastrar la sábana hacia mi cabeza, así que la dejé como estaba. A los cinco minutos sentí frío y me senté como los indios en mi cama. Ana bajó ya lista del baño y yo me levanté a por mi ropa ya que esa mañana no iba a clases. A parte de que no tenía ganas, no habría hulk que me despierte a las seis de la mañana.

Subí al baño y me di una ducha rápida. Me vestí, me sequé el cabello y me lo peiné. Me maquillé y recogí el baño un poco. Sino, Ana me regañaría. Salí del baño y cuando bajaba por las escaleras vi a las chicas allí.

- Hola, tontas -Me tiré a la cama, en la cual estaban Ana y Ariana. Mina estaba en el escritorio con el ordenador.
- Hola, señora Bieber -Le miré mal.
- ¿Qué coño te pasa en la mente? -Pregunté enfadada.
- Hoy tendrás que hacer todo lo que Justin diga -Ariana me recordó la estúpida apuesta.
- Es verdad -Suspiré.
- ¿En serio lo vas a hacer? ¿Vas a hacer lo que él diga?
- ¿Y qué hago? -Le respondí con una pregunta- Si él le dice algo al director estoy muerta. Me cambiarían de centro.
- Puedes desmentirlo con pruebas -Dijo Ariana- Tapa el agujero y ya.
- Ah, sí -Asentí- Luego me acompañáis a por una valla de no-sé-cuántos metros, y me ayudáis a montarla y eso, ¿sí? -Respondí sarcásticamente- Por Dios.
- La que te espera, Ashley. Lo vas a pasar fatal -Me "ayudó" Ana.
- Gracias, Ana -Puse una mano en su hombro- Por tu apoyo y eso -Rió.

Unas ruedas de silla se escucharon y miramos a Mina. Esta luchó contra la gravedad mientras se caía de la silla y ponía una cara rara. Al segundo, Mina se dio una buena hostia contra el suelo.

- Oh Dios mío -Estallamos a risas.

Mina se levantó del suelo y también empezó a reírse. Levantó la silla y se puso la ropa bien.

- ¡Tenías que haber visto tu cara! -Dije como pude. No podía parar de reír, me dolía ya hasta la barriga.
- Parecías retraída -Ana se tiró lentamente al suelo de la risa.
- No podéis... -Mina nos lanzó un cojín- Que malas personas, no os preocupáis por mi salud -Nos reímos más.
- ¿¡Pero qué salud!? -Reí- Si es que no tienes cuidado -Paré de reírme y me quité las lágrimas que solté.
- Bueno, gracias. Me alegro de haceros reír con mi espectáculo -Hizo una reverencia y se sentó con cuidado en la silla.
- De nada, mujer.



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Supongo que querréis matarme again, pero bueno sdjfksdf JAJAJA.

ᴅᴇᴠιʟ; capítulo seis




Bajamos al comedor cuando era la hora de la cena, y estaban ya casi todos comiendo o pidiendo sus comidas. Que eso en vez de comida, yo creo que es mierda con colorante.
Esta vez, Ariana y Ana fueron a traer la comida, mientras yo me quedaba con Mina, mientras le explicaba lo de la valla rota.

- Pero Mina, no se lo digas a nadie, por favor -Le pedí.
- Tranquila, ¿salimos esta noche? Es Jueves y podemos ir a la discoteca Stella, nos pilla cerca.

Me encogí de hombros mientras sentía que alguien me miraba.

- Supongo -Intenté buscar con la mirada a quien quiera que me esté mirando.

Bieber. Era Bieber. Me sonrió pervesamente cuando le miré a el. Mierda, algo trama el capullo este.
Una bandeja estalló asustándome delante de mi.

- Ana, ¿Podrías ser menos bestia poniendo las cosas? Gracias -Le dije sarcásticamente mientras quitaba el pepinillo de la hamburguesa.
- Y tú no seas tan quejica y exagerada -Rodó los ojos.
- ¿¡Que no sea quejica!? -Grité mientras le metía un puñetazo a la mesa, ganándome algunas miradas.
- ¿Te puedes callar? -Levantó un poco la voz.
- ¡Callaros las dos! -Intervino Ariana. Le hicimos caso y seguimos comiendo- Parecéis niñas chicas.

Cuando terminamos de cenar nos adentramos en nuestro edificio y subimos hacia nuestras respectivas habitaciónes. Ana y yo íbamos todo el rato peleándonos.

- Por dios, me dices puta. ¿Pero tú te has visto? -Le pregunté riendo.
- Sí, me veo todas las mañanas. Pero parece ser que tú no -Abrió la puerta de la habitación.

Estuvimos un rato más chinchándonos, hasta que Ana me tiró algo que no pude descifrar, pero lo esquivé.

- Me llegas a dar y te lo comes -Me giré buscando lo que me había tirado. Lo divisé en la pared y puse cara de asco- ¿Eres imbécil? ¿Tu sabes lo que llega a pasar si me da? -No le di lugar a responder- Lo dicho, que te lo comes.

Busqué un pañuelo y cogí el trozo de pegamento que había estrellado en la pared y lo tiré por la ventana.
Miré a Ana que no paraba de reírse.

- ¿Que es tan gracioso, genia? -Pregunté mirándola mal. Paró de reírse.
- Tú -Volvió a reirse.

Le empujé y calló al suelo.

- Esque -Se secó algunas lágrimas que le caían de la risa- Tu cara, cuando has visto el pegamento ha sido épica, dios -Se levantó del suelo y me dio unas palmaditas en el hombro- Vamos a dormir -Dijo seriamente.
- Yo no se si eres tonta o te entrenas a escondidas -Abrí el armario para sacar la ropa para la escapada de esta noche. {x
- No sabía que tenías eso, me lo tienes que prestar -Ella sacó la suya {x
- Lo puedes coger cuando te de la gana -Me encogí de los hombros y subí al baño.

Puse la ropa que me iba a poner, en un pequeño mueble. Me quité la que tenía y la eché al cesto. Abrí la ducha y fui quitando cada rastro de suciedad de mi cuerpo.
El chico este.. Bieber. Es muy raro, e imbécil. Eso lo que más. Se cree que por ser guapo ya puede tener a todas las chicas que el quiera. Seguro que se ha tirado hasta a las más feas solo para tener una más en la lista de "a quién me tiro."

Cuando terminé me puse una toalla al rededor de mi cuerpo. Otra pequeña para la cabeza. Me sequé y me puse la ropa. Me sequé el pelo y me lo planché.

- ¡Sal de una maldita vez! -Ana aporreó la puerta.
- Ya va, pesada.

Quité el pestillo y ella entró. Puso la ropa de la fiesta en el mismo mueble y se fue desvistiendo. Terminé de plancharme el pelo y desenchufé la plancha. La guardé y salí afuera con las pinturas.
Menos mal que teníamos un espejo grande abajo, justo al lado del armario.
Me fui pintando hasta que Ana salió vestida, pero sin peinar.

- Pero péinate, cabezacanasto. 
- Esque no se que hacerme. Peiname tu.
Subí arriba y después de cinco minutos, le hice una trenza preciosa. {x}
- Wow, gracias -Me dio un beso en la mejilla- Deberías de ser peluquera.
- De nada -Reí- Claro, para que te peine gratis, ¿no?
- Por supuesto.

Esperamos un buen rato, hasta que eran las doce. Mina llamó y dijo que bajásemos corriendo, antes de que los guardias nos pillaran. 
Salimos con los tacones en la mano, para no hacer ruido.
---
Ya llevaba unas cuantas copas de más. Estaba bailando, cuando sentí unas manos en mi cintura. Sonreí y me giré. La sonrisa se borró en cuanto vi quien era.


ᴅᴇᴠιʟ; capítulo cinco




· Narra Ashley ·

Después de que Ana me trajese la mugrosa comida, me vestí.
Salí de la habitación peinándome el pelo con los dedos.

- ¡Hola Ash! -Me saludó Emma. La preciosa rubia con ojos azules.
- ¡Hola petiza!
- Agáchate y dímelo a la cara -Me señaló con el dedo.
- ... Petiza -Le dije cuando estaba a su altura.

Salí a correr y ella me perseguía detrás. A los minutos me cansé y miré hacia atrás. Ella ya no me perseguía.
Me volví a dar la vuelta y me estrellé con alguien, cayéndome al suelo.

- ¡Estúpida para que tienes los ojos! -Le grité mientras me levantaba.
- ¿Estúpida? -Le miré y era un chico.
- Creía que eras una chica, porque esto es ... un edificio de chicas -Le sonreí falsamente.
- Lo sé -Me miró de arriba a abajo- ¿Quieres que subamos a tu habitación y nos divirtamos?
- Claro -Reí- Espérame allí, majo.

Salí del edificio diciendo una serie de insultos hacia el imbécil aquel.
Fui al jardín del campus y vi las vallas que rodeaban el campus. Eran grandes, pero se podían escalar. Lo malo esque tenían muchos pinchos y como que .. no.

Seguí caminando y vi una reja rota. Me acerqué más y el tamaño era bastante grande.
Intenté pasar por ahí sin pincharme y lo logré. Sonreí y volví a entrar por la reja rota. Busqué algo con que taparlo y encontré un miniarbol. Lo moví con dificultad, pero lo moví. Lo puse enfrente del agujero y salí por ahí. Coloqué el árbol para que no se vea el agujero y salí sin que nadie se diese cuenta.

--

Toqué a la casa de Jake y éste me abrió.

- Vaya, hola Ash -Besó mi mejilla.
- Hola Jake, ¿que tal? -Sonreí pasando al salón.
- Perfecto, ¿Que haces aquí, ya te han echado? -Sonrió burlón.
- No, bobo -Le di suavemente con el puño en el brazo- Me he escapado. Había una valla rota y pues, aquí estoy -Reí.
- Eso está muy mal -Reímos.

--

Pasé la tarde con Jake. Cuando eran las siete y media regresé a la valla. Quité el miniarbol con cuidado y entré. Lo puse de nuevo y me aparté para verlo. Estaba perfecto, no se veía nada de la valla rota.

Cuando entré en mi edificio sentí una voz detrás de mi.

- Vaya, ¿Has pasado otra tarde con un chico? -Me giré y vi al gracioso de Justin Bieber.
- ¿Me estás llamando puta?
- Puede -Sonrió.
- Bieber, no sabes con quien te estás metiendo -Le advertí.

Subí las malditas escaleras. A cada peldaño que subía, mi odio hacia el campus y hacia Bieber amuentaba.

Llegué al último piso, y fui al pasillo donde se hallaba mi habitación. Vi una silueta de una persona sentada enfrente de mi puerta.

A medida que me acercaba, reconocí que era el tío con cual me choqué hace horas antes.

- ¿Que haces aquí? -Le pregunté cuando estaba lo suficientemente cerca para que me escuchase.
- Me dijiste que te esperase en tu habitación, pero la chica que estaba ahí no me quiere dejar pasar.
- ¿Pero que mierda? ¿Sabes lo que es el sarcasmo?
- Claro.
- Y entonces, ¿que haces aquí? -Pregunté riendo.
- Porque, porque... eh.. -Se arrascó la nuca- Adiós.

Estallé en risas y abrí la puerta y Ana seguía igual. Con el ordenador y la música.

- En la puerta había un loco diciendo que querías que subiese. Pero le dije que me contara la conversación, me la contó y sé que lo decías en sarcasmo. Ese tío es imbécil -Me explicó.
- Lo sé -Reí- Oye, ¿sabes donde he estado?
- ¿Con algún chico?
- Sí -Sonreí tirándome en su cama- Pero con Jake.
- ¿Jake? -Me miró y soltó el portátil- Pero.. si el no está en el campus.
- Lo sé, pero he encontrado una valla al fondo del jardín, que está rota.
- ¿QUE? -Saltó de la cama- ¿Donde?
- Mira.

Me acerqué a la ventana y señalé a lo hondo del campus.

- Al lado del jardín y detrás de la piscina, hay una valla rota, que he tapado con un miniarbol.
- Dios, ¿y lo sabe alguien más? -Preguntó. Sus ojos rogaban que no.
- No, espero que no. Por eso lo he tapado.
- ¡Que bien! -Me abrazó- Ya podemos ir tranquilamente a fiestas, aish -Hizo como si llorase de alegría.
- Payasa.. -Reí.

ᴅᴇᴠιʟ; capítulo cuatro





Cuando subía mi habitación me tiré a la cama.
Después de un rato, Ana entró a la habitación totalmente preocupada.

- ¿Estás bien? -Me preguntó mientras se sentaba a mi lado.
- Sí solo estoy harta de Lisa, nada más -Suspiré- Algún día le haré pagar por todo.
- Ash, tienes que parar esta guerra o como tu lo llames -Me advirtió.
- No, no pienso parar -Me senté como los indios en mi cama- Aún no he echo que pague por.. -Me interrumpió.
- Se lo haces pagar todos los días -Suspiró- No has comido nada. ¿Te subo algo?
- Sí, gracias tonta.

La pequeña de piel blanca, ojos azules y pelo castaño oscuro, se fue a por algo de mi comida.

Pasados unos segundos, un toque de nudillos se hicieron notar en la habitación. No creo que sea Ana, ya que ella tiene llaves y entra sin avisar.

- Adelante.

La puerta se abrió dejando paso al director. En seguida me puse de pie.

- Hola -Saludé.
- ¡Para Ashley. Para! -Gritó. Yo le miré confundida- ¡Acabas de llegar!
- Perdona, pero ¿Que dices?
- ¡No puedes seguir peleándote!

Sinceramente, nunca le había visto así.

- ¿Y quién me lo impide, eh?
- ¡Yo! -Suspiró- ¿Tu te crees que esto es normal? ¿Que te estés peleando siempre, y que la mayoría de las veces sea con Lisa?
- Tu no sabes nada -Murmuré.
- ¿Que tendría que saber, que os odiáis? Eso ya lo sé. Yo también odio a mucha gente, pero no por eso me voy peleando.
- Pero.. -Me interrumpió.
- ¡Nada! Como sigas así, te cambiaré de centro.

Y dicho eso, se fue enfadado.


· Narra Justin ·


La chica desapareció por el pasillo.
No sé que se traían estas dos, quería descubrirlo. Se está pasando mucho con mi novia.

Fui de nuevo al comedor y Lisa estaba hablando con el director. Éste no tenía muy buena cara y salió en busca de la chica agresiva.

- No puedo con Ashley, no la soporto -Así que la chica se llama Ashley..
- ¿Por qué os peleáis siempre? -Ayudé a mi novia a levantarse del suelo. Ya que se había sentado.
- Eh.. -Se sacudió la falda- No lo sé. Ella me odia, yo no le he echo nada.
- Es demasiado agresiva contigo. Tiene que haber una razón.
- Atrévete a hablar de ella delante de mis narices -Apareció la que supuse que sería amiga de la chica agresiva. Iba con ella esta mañana al chocar conmigo.
- Por qué, ¿Te molesta? -Sonreí.
- No sabes cuanto -Sonrió sarcásticamente- Estáis jugando con fuego, gilipollas -Nos señaló y se fueron.
- Las odio -Murmuró Lisa- ¡Se creen las mejores! Y no lo son..

Se fue con paso firme y moviendo las caderas.
Si hay una cosa que no le falta a mi novia, aparte de estar buenísima, es la autoestima que tiene.
Somos muy parecidos, por eso estamos juntos. Ella me quiere y yo a ella, y con eso es suficiente.
Aunque se está volviendo un poco pesada con que si nos vemos o si quedamos. Ella solo sabe hacer una cosa bien, y esa cosa es jugar entre nuestras sábanas.







ᴅᴇᴠιʟ; capítulo tres





Desperté gracias al sonido de la blackberry. Era el despertador. Conseguí apagarlo tras tres intentos y quejidos de Ana.
Levanté un poco la cabeza y vi a mi mejor amiga tapada hasta la cabeza.
Conseguí levantarme pero al segundo me dieron ganas de acostarme otra vez. Hacía mucho frío.
Abrí mi armario y me puse mi uniforme.

- Levanta, Ana -Le dije mientras subía al cuarto de baño a peinarme y maquillarme.

Me miré al espejo y me pareció ver a un zombie. Tenía ojeras y una cara de sueño que no podía con ella. Así que me lavé la cara y empecé a peinar mi largo liso y castaño pelo.
Después me pinté como siempre y bajé quedándome en el último escalón.

- ¿Que hora es? -Le pregunté.
- No lo sé -Agarró su móvil- Las ocho y veinte.

Me quedé mirando a la nada por un rato. Ana me miraba a mi, pensando en algo.

- ¿A que hora entrábamos? -Pregunté.
- A y cuarto -Respondió mirandome con cara extraña.

Yo miraba extraña a la nada. Nos quedamos así otro rato hasta que reaccioné.

- Mierda tío -Bajé las escaleras y cogí mi mochila.

Salimos de la habitación y salimos del edificio. No había casi nadie. Normal, están en las clases.
Hoy me había levantado con un empanamiento encima que no me lo quitaba nadie. Y me di cuenta de eso cuanto me estrellé con alguien.

- ¡Que coño te pasa en la mente! -Le miré a la cara y era un chico- Imbécil.
- Menos humos nena -Me sonrió de una forma que me entraban nauseas- Has sido tú la que has chocado conmigo.
- Me da igual, podrías haberte quitado -Si el quería que le dijera 'perdón', tendría que esperar sentado.
- Ah, osea que ahora la culpa es mía -Dijo enfadado pero con la estúpida sonrisa.
- Pues claro.
- ¡Joder Ashley, vayámonos de una puta vez! -Gritó Ana.
- Cállate, me vas a dar migraña desde por la mañana -Me acerqué a ella y seguimos nuestro camio hacia las clases.

El edificio era enorme. Subimos las escaleras y tocamos a la que sería nuestra clase.

- Perdón maestra, llegamos tarde -Entré a la clase.
- Salte de la clase y vuelve a entrar -Me ordenó.
- ¿Qué?
- Hazlo.

Salí de la clase.

- ¿Que haces? Entra ya -Me dijo Ana.
- ¿Esque estás sorda o que? -Le pregunté. Porque al parecer no había escuchado a la profesora.

Volví a entrar a la clase. Y me quedé en la puerta.

- ¿Me puedo sentar ya? -Estaba consiguiendo enfadarme.
- ¿No sabes como entrar a una clase?

Entonces lo que debía hacer se me apareció en la cabeza.
Volví a salir y Ana me miró enfadada.

- ¡Que entres de una puta vez! -Gritó. Le di una pequeña hostia en la cabeza.
- ¿Pero tu esque eres tonta, no escuchas lo que dicen o que mierda?

Toqué a la puerta y la abrí un poco.

- ¿Se puede? -Pregunté. Escuché unas pequeñas risas de mis compañeros.
- Sí hija, sí se puede -Contestó ya cansada y deseando que me callase- Y no volváis a llegar tarde. Y menos que esteis gritando -Miró a Ana.
- Lo siento -Se disculpó.

En ese momento me entraron ganas de tirarle una silla a la cabeza. Era mi mejor amiga, sí. Pero no sé que le pasaba, estaba hoy tonta.
Me senté al final de la clase, al lado de Ana. En frente mía estaba Ariana y Emma.

- Vaya espestáculo que habéis echo -Habló Ariana mientras se daba la vuelta.
- Ashley y Ariana, callaros ya o bajáis a jefatura.

Ella se dio la vuelta y yo me acomodé en la silla, esperando a que termine la clase.

---

Terminó por fin la última hora y fuimos al comedor.
Esperé en la fila para que me sirvieran la comida y de mientras mis amigas, encontraban una mesa.

- Vaya, es la chica malhumorada de esta mañana -Sonó esa maldita voz detrás de mi.
- Que quieres -Me giré quedando cara a cara con el.
- Uhm, no lo sé -Hizo como si pensara- ¿Un perdón, tal vez? -Me eché a reir.
- ¿Un perdón mío? -Reí sarcásticamente- El perdón no está en mi vocabulario, nene.

Le di la espalda y seguí a lo mío.

- ¡Amor! -Se escuchó un grito horripilante y medio comedor se giró para ver quien era.
Vi como la persona a la que más odio, Lisa Harrison, venía corriendo y se agarró en el cuello de Justin mientras le daba besos por todas partes.
- Anda mira -Intervine- Los más tontos de todo el campus están saliendo, aw que tierno. ¿El sabe que eres.. -Me interrumpió.
- Cállate.
- A mi tu no me mandas a callar -Me puse enfrente suya.
- Eh, que te pasa, déjala -Me apartó el tío este.
- Déjala, Justin. No sabe lo que dice.
- Sí, sí se lo que digo. Incluso tú sabes lo que digo -Me puse de nuevo enfrente suya- ¿O no es cierto?

Me empujó y justo me estrellé contra una mesa.

- Uh, no sabes lo que acabas de hacer.

Me acerqué a ella, le cogí de la camiseta y le estampé donde estaban todas las bandejas.  Éstas cayeron al suelo junto con ella.
Se levantó y me dio un puñetazo en el labio. Sentí como algo chorreaba en el labio inferior y supe al segundo que era sangre.
Le fui a dar yo otro pero se apartó y le di en toda la ceja.

Unos brazos me agarraron de la cintura y me hicieron retroceder.

- ¡ Suéltame, le voy a dejar sin dientes! -Pataleé para poder acercarme a Lisa y así darle un buen golpe.

Vi como Chaz sujetaba a Lisa.

- ¡Eso es, Chaz, sujétala para que pueda matarla! -Grité.

Intenté zafarme de los brazos que me sujetaban, pero no podía. Giré un poco mi cabeza y vi al novio de Lisa. Justin, escuché que se llamaba.

- Ya me estás soltando, imbécil -Seguí dando patadas y puñetazos.
- Qué, que si no te sujeta nadie me matas, ¿no? Eso no te lo crees ni tú. A mi no me tocas ni un pelo.

Eso ya fue lo que me hizo estallar. No sé como, pero me solté de los brazos de Justin y me lancé a por ella.

Le pegué una patada, ya que los brazos de aquél estúpido me volvieron a sujetar y me llevaron lejos de Harrison. Quería matarla en ese mismo instante.

- ¿A ti se te va la cabeza o qué? -Me gritó cuando me llevó a uno de los pasillos.
- ¡A tu novia es a quien se le va la cabeza! -Le devolví el grito.
- Ella no te ha echo nada -Dijo entre dientes.
- Eso es lo que tú te crees. No hables sin saber, porque te va a ir muy mal -Me acerqué a el y después me di la vuelta.
- Espera -Me sujetó el brazo haciendo que me diese la vuelta- Que te ha echo, eh, dímelo.
- Que te lo diga la santa -Hice comillas con los dedos- de tu novia.

Me fui de allí con paso firme. Fui hacia mi habitación. Lo último que quería es encontrarme de nuevo a Lisa, la mataría lentamente y sufriría por todo lo que ha hecho.





ᴅᴇᴠιʟ; capítulo dos




Cuando salí de la ducha me puse la ropa que tenía preparada y me sequé el pelo. Después, me lo alisé y me maquillé, con base y poniéndome muchísimo rimel en mis pestañas largas. 
Cogí mis cinco maletas de mi habitación y bajé abajo. Ahí me esperaba mi madre, ya lista para irnos.
Me ayudó a llevarlas y las metimos en el coche.

Hoy era el maldito día, en que mi instituto, decidió hacer un campus. Sí, el campus era bonito y enorme. Pero, sigue siendo un "internado". Solo podíamos salir los fines de semana, ya que el resto de la semana nos quedábamos haciendo el subnormal. Había tres edificios dentro de ese gran recinto. Eran muy grandes, lo habíamos visto por fotos. Un edificio era para las chicas, y otro para los chicos. El que quedaba era para las clases. También había un patio para el recreo. Un comedor, los respectivos baños. Al final una pista de fútbol y otra de baloncesto. También había una piscina cerrada, exclusivamente para natación.
No había llegado ahí, y ya lo odiaba. El uniforme era decente. ¡Menos mal! Además, me lo había provado, y a mi me quedaba sexy. Bueno ... Yo soy sexy.
Llegamos y había cientos de niños y niñas. Busqué a alguna de mis mejores amiga por ahí, y vi solo a Ana.
- ¡Ana! -Grité mientras me tiraba encima de ella. 
- Me cago en ti, joder -Se puso la mano en el pecho mientras se estabilizaba.
- ¿En qué habitación estás? -Le pregunté mientras sacaba mi papel del bolsillo.
- En la -Miró su papel- habitación 230.
- ¿QUÉ? -Grité- ¡Yo también! -Empezamos a chillar como tontas.
- La habitación nuestra, es la última, que fuerte -Se dio cuenta.
- Sí.

Escuchamos unos pasos corriendo hacia nosotras y nos giramos.

Ariana y Mina estaban ya encima nuestra antes de que pudiéramos parpadear.
- Tontacas, ¿En que habitación estáis? Yo estoy con Ash -Habló Ana.
- Eh, espera que saque el papel -De la mochila buscó su papel.
- Yo estoy en la habitación.. -Miró- 79.
- Dios, no. Nosotras estamos en la 230 -Aquello me había cagado el día. Las habitaciones eran de cuatro, y nosotras éramos cuatro.
- Yo también estoy en la 79 -Habló Mina cuando ya encontró su papel.
- Bien, esto es una conspiración contra nosotras -Dije señalándonos.
- Joder -Suspiró Ariana- Bueno, vayámonos a nuestras habitaciones.

Entramos en el edificio de las chicas. El edificio era de cinco plantas, pero aún así, no había ascensor. Bueno, sí había, pero tenías que tener una llave, y eso solo lo tienen los maestros y conserjes. Y yo estaba en la última planta.
Me despedí de Mina y Ariana en la tercera planta y seguimos subiendo. Con nuestras nueve maletas. Cinco mías, y cuatro de ella.
Fuimos al último pasillo y en lo último, estaba nuestra habitación.
Tiré las maletas por el suelo y me senté en una de ellas.

- ¿Vamos a compartir la habitación o va a venir alguien más? -Pregunté- Esque aquí hay cuatr..

Alguien entró en nuestra habitación. Era un hombre.

- Hola preciosas, me vengo a llevar estas dos camas que sobran -Vino otro muchacho y le ayudar a levantar la cama sin colchón.
- Vale ¿Solo estamos nosotras aquí?
- Sí, por ahora sí -Nos sonrió y siguió a lo suyo.

La habitación era preciosa, al frente había un gran ventanal, y en el hueco que sobraba de la ventana, había como una especie de colchón, por si te querías sentar ahí mientras observabas el edificio de los chicos. Buenas vistas, pensé.
Las paredes eran color rosa claro. Había un armario color madera beige entrando por la puerta principal de la habitación, a la izquierda. Ese iba a ser el armario de Ana. A la derecha estaba el mío, que era igual que el de Ana. Mi cama estaba unos metros enfrente del armario y la de Ana, en la otra pared.
Había una especie de escaleras negras que subían al piso de arriba, que daba al baño.

- Pues, no está mal, la habitación -Dije poniendo la última prenda de mi última maleta en el armario.
- A mi me gusta, es bonita. Además, mira que vistas -Señaló a la ventana y me acerqué.

Vi a algunos de los chicos, no se les veía con claridad, puesto que estábamos muy lejos y de un quinto piso.

- Es lo mejor -Sonreí- Lo malo, es que si nos ven en el edificio nos crujen.

Sí, ninguna chica podría entrar al edificio de los chicos, así como ningún chico podría entrar al de las chicas. Pero más de uno y de una se colará en distinto edificio. Tendremos que cambiar esa regla.
--
Eran las diez de la noche, y había terminado de haberme dado una ducha. Me puse el pijama y bajé a la habitación. Mientras bajaba por las escaleras vi a Ana demasiado centrada en la ventana.

- ¿Que es?
- No sé, creo que es una pelea -Respondió sin mirarme.

Me acerqué a la ventana y la abrió, entró un frío de cojones. Había un coro formado, pero no se veía nada más.
Cerré la ventana y mis brazos estaban helados.

- Joder, que frío -Me tiré a la cama- Buenas noches.
- Buenas noches -Apagó la luz.

ᴅᴇᴠιʟ; capítulo uno




- Vaya, a quien tenemos aquí -Dijo dando vueltas mientras yo estaba en esa maldita silla.
- Suéltame hijo de puta -Intenté zafarme, pero no podía con las esposas.
- Ashley no puedes seguir así -Me regañó Dan, el policía que tantas veces me ha visto metida en líos.
- Quién lo dice -Reí sarcásticamente.
- Todos los decimos. No puedes estar detenida semana tras semana -Siguió- Cuando cumplas los dieciocho te meterán a la cárcel. ¿Quieres eso, eh? ¿Quieres que te metan en la cárcel? -Paró de dar vueltas.
- No..- Entonces, ¿por qué haces lo que haces?
- Es mi modo de vida, imbécil -Rodé los ojos- Y te podrías ahorrar el discursito, ya me lo sé.
- No hay caso contigo, jo.der

Unos toques en la puerta retumbaron en la sala.

- Ya le han pagado la fianza a Ashley, se puede ir.

¡Bien! Saldría de esta maldita habitación.

- Ya me puedes quitar estas esposas -Sonreí victoriosa.
- ¿Sabes como tiene que estar tu madre? -Me preguntó mientras abría un cajón- ¿Sabes que es, que te paguen la fianza cada mes? Tu madre tiene que estar muy decepcionada contigo -Con la pequeña llave abrió cada una de las esposas y yo me toqué las muñecas. Aquello dolía como su madre.
- Si, bueno. Adiós, Dan.
- Espero no verte más por aquí, Ashley.
- Yo igual -Le lancé un beso y salí de ahí.

En cuanto puse un pié fuera, ya tenía como a tres seguratas al lado mía, para que no hiciese nada grave.
Me llevaron a una sala, donde estaba mi madre con los ojos rojos y una cara de decepción.

- ¡¿Tú te crees que esto es normal?! -Se acercó a mi y me dio un guantazo en la mejilla- ¡Es vergonzoso que tenga que venir aquí cada mes, Ashley.
- Pero que mierda ...-Me toqué la mejilla.
- Esto no puede seguir así, Ashley.

Salimos de la estación policial y me monté en el coche de mi madre.
Se pasó todo el trayecto hasta la casa regañándome.

Entramos a la casa y subí corriendo a mi habitación.
Miré mi móvil y vi que eran las dos y veinte de la mañana. Jesucristo, había estado una hora en la mald.ita estación policial, aguantado gilipolleces a cada segundo.

Me tiré en la cama y recordé lo tranquila que estaba yo, hace unas cinco horas.

- Ana -Le llamé. Pero no me escuchó con la música tan alta- ¡Ana coño ven aquí! -Le grité.
- ¿Que quieres? -Preguntó.
- ¿Ves a aquellos chicos tan bonitos? -Le pregunté señalando con la cabeza a un grupo de chavales que madre mía..
- Sí, ¿que pasa?
- A que no tienes huevos de acercarte a alguno, al que más te guste y seducirle.
- ¿Que no tengo huevos? Ya verás.

Vi como Ana se acercaba a ellos, y yo no pude dejar de reír cuando vi que empezaba a ligar con el del pelo castaño, muy sexy. 
Pero pasó algo que no nos esperábamos, vinieron las supuestas novias y vieron que Ana se estaba besando con el chico.

- ¡Zorra, aléjate de mi novio! -Le tiró de los pelos e intentó tirarla al suelo, pero Ana tenía más fuerza que el palillo con pelos.

Ariana, Mina y yo reaccionamos y fuimos a pararlas. 

Le pegué un ****azo en la frente a la niña esa y cayó al suelo.

- ¡Vuelve a tocarme! -Gritó Ana mientras Ariana la sujetaba.

Miramos hacia nuestros al rededor y había mucha gente mirando el espectáculos. "Estúpidos", pensé. 
Unos brazos fuertes nos sacaron de aquella discoteca, pero alguien llamó a la policía y nos tuvimos que ir en aquel coche tan conocido para nosotras. 

Decidí dormirme, hablaría con las chicas al día siguiente. Bueno, dentro de unas horas.

-

Desperté gracias al maldito móvil, que no dejaba de sonar.

- ¿Quién es? -Respondí agresivamente sin mirar quién era.
- Tranquila fiera -Reconocí esa voz al instante.
- Joder, Jake. Que quieres.
- A ti, ahora mismo nena, eres como una droga.
- Estúpido -Reí.
- Me he enterado que otra vez has estado con policías.
- Vaya, que rapidez -Me senté en la cama.
- ¿Que pasó, que hicisteis?
- Pues.. -Le conté todo con cada detalle.
- Pero la culpa es de la chavala aquella. No tenía que haberle pegado a Ana, además, vosotras sois como dinamita. Explotáis en cuanto alguien os toca.
- Bueno, depende de ese alguien -Reímos juntos.
- Tengo que colgar ya, no me eches mucho de menos.
- Eso será imposible, adiós, tonto.
- Adiós, lista.

Reí y colgué. Jake era un chico muy sexy, alguien a quién consideraba mi hermano, aunque no lo fuera. Es un mujeriego de primera, pero es centrado en las cosas, mucho más que yo. Me he tenido que tragar muchas broncas de parte de el, porque hago el tonto o porque muchas veces el ha tenido que pagarme la fianza para que mi madre no se enterase.

Bostecé y miré la hora. Eran las once de la mañana. Salí de la cama y abrí mi armario. Saqué mi ropa y la dejé en la cama. Entré a mi baño y me metí en la ducha. Quitándome algún rastro de suciedad, gracias a la gran noche que tuve.

Devil.



¿Los polos opuestos se atraen? Claro que sí, pero en este caso, 
Justin Bieber y ____ Clark no son para nada opuestos, 
lo que los hace repelerse. El odio le llevará hacia otro sentimiento, 
y cada uno tendrá que superar una base de obstáculos que 
la vida les tiene preparado.